Vete niña

 Mis cuentos de niña se tropiezan con mi torpeza que tiñe los cimientos del viaje añorado y del postergado viaje añorado, otra vez.

Retuerzo las sábanas para doblar mi vida y entrar en la maleta ligera y pesada espalda de culpas.

Cantarán los gorriones al verte niña, y cagarte encima si aún no crees. Si no creces también.

Las montañas notarán tu presencia y tus vecinas, la ausencia.
Ambas estarán satisfechas y tú estarás estirada de alegría. Ojalá.
Y mojada de llanto. Lo sé.

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